PIERCING

El origen del piercing es tan antiguo como el del tatuaje mismo; podríamos remontarnos a una época ancestral para hablar de él.

Los primeros pueblos que practicaron las perforaciones corporales fueron indígenas de Borneo, así como las tribus latinoamericanas y asiáticas.

En estos contextos su uso y significado era tanto religioso como místico, donde el alma y lo divino se ponían en contacto a través del dolor.

Mediante los piercings, la ruptura de tejidos y la introducción de elementos extraños a nuestro cuerpo, los primeros perforados llegaban a alcanzar estados de trance.

Los piercing también fueron ritos de iniciación en muchas tribus y por eso marcaban el momento en el que comenzaba la transición de la juventud a la madurez a través de la aplicación de piercings en los genitales y de implantes en el cuerpo, principalmente hechos con huesos de pescado o animales cazados por el individuo que se iba a transformar en hombre maduro.

El objetivo de estas prácticas era transcender la conciencia terrena para alcanzar otros estados de conciencia superior.

Hay culturas en las que el piercing y las modificaciones corporales tienen que ver más con el ornamento y la belleza o estética, como los anillos que se colocan en los labios las mujeres Masai en Kenia, los que se colocan en el cuello las mujeres hindúes o las cintas de cuero para comprimir los genitales que usan en Borneo.

Las perforaciones corporales sobrevivieron al paso del tiempo pero con cambios importantes en sus significados. De las tribus el piercing pasó a Occidente y a la cultura anglosajona.

En la época victoriana los nobles se solían colocar piercing en los pezones y en los genitales. Uno de los piercing que en la actualidad tiene más adeptos es el llamado Prince Albert y al que le dio nombre el Príncipe Alberto, marido de la Reina Victoria.

Se rumoreaba que necesitó colocar ese piercing para poder atar su enorme pene a una de sus piernas y que no le molestaran los pantalones ceñidos que se usaban en la época.

En la actualidad la función que se da a los piercings es principalmente estética aunque también tiene funciones prácticas como piercings en las zonas erógenas que pretenden aumentar el placer sexual.